Cuando se acuñó el término cadenas de abastecimiento, estas eran consideradas como un proceso lineal donde se interactuaba con agentes de una manera independiente y estos se acomodan de acuerdo a las necesidades individuales de interacción hasta que lograba conformar una cadena. En este modelo las empresas solo se preocupaban de la interacción directa o de primer nivel con su cliente o proveedor independientemente si existiese una relación contractual o no.
Los conceptos a principios del siglo XXI están cambiando, gracias a los avances y algunos cambios en los modelos de negocios de los proveedores y las diferentes exigencias de los mercados, el entendimiento de los riesgos y la necesidad de mejorar la competitividad de las empresas, ahora el objetivo imperativo del manejo de las cadenas no es el entendimiento de esa articulación, sino que está orientado a disminuir el riesgo que puede haber en cada una de las interacciones de la cadena.
Algunas aproximaciones para la disminución del riesgo en el pasado estaba orientado a la integración vertical del abastecimiento, haciendo que las empresas realizarán adquisiciones de las operaciones de sus proveedores críticos para poder tener el control, a lo largo de los años se puede observar que estos procesos hicieron que las empresas perdieran agilidad y las ventajas competitivas que al inicio tuvieron desaparecieron, producto de esto esto se tuvo que recurrir a buscar diversificación de mercados.
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